viernes, 25 de enero de 2008

Dos poemas de Jorge Manrique (España, 1440-1479)

A UNA DAMA MUY HERMOSA
Gentil dama muy hermosa,
en quien tanta gracia cabe,
quien os hizo que os alabe,
que mi lengua ya ni osa ni lo sabe.
Y pues nombre de hermosa
os puso como joyel,
¿quién osará sino Aquél
cuya mano poderosa
hizo a vos cual hizo a Él?
Compara que la rica febrería
quien la haze es quien la'smalta,
pues hermosura tan alta,
que la loe quien la cría tan sin falta.
Y si alguno acá quisiere pensar
que quiere loaros, vaya a veros,
y si os viere, cuando acabe de miraros
no sabrá sino adoraros.
Porque aunque haga la cara
en perfectión el pintor,
siempre tiene algún temor
que la hiziera, si mirara, muy mejor.
Mas quién a vos os crió
no tiene temor d'aquesto,
porque en todo vuestro gesto
las figuras qu'Él pintó
gran gentileza les dio.
Fin Assí que hallo que Dios
y su Madre gloriosa
no criaron tan preciosa
hermosura como vos,
ni tan hermosa.
Y pues tanta perfectión
os dieron sin diferencia,
a vuestra gran excelencia
escrivo por conclusión:
«Dios haga vuestra canción.»

ELEGÍA A MI PADRE
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo después de acordadoda dolor,
cómo a nuestro parescer,
cualquiera tiempo pasado
fué mejor.
Y pues cemos lo presente
cómo en un punto es ido
y acabado
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
má que duró lo que vió,
porque todo ha de pasar
por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos á se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

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